27/10/13
La noticia conmocionó a muchos
ayer, Lou Reed uno de los grandes del rock, sobreviviente a la vorágine
sesentera, falleció la mañana del
domingo luego de que en mayo pasado le hicieran un trasplante de hígado.
Libró las sesiones de
electroshocks que sus padres autorizaron para aplacarle el carácter rebelde
durante su adolescencia, y su tarjeta de ingreso al club de los 27 se quedó en
su bolsillo, pero el cotorreo no es de a gratis, y aunque aún no confirman que
su muerte haya sido consecuencia del trasplante, su salud no fue la misma
después de eso.
De cualquier modo, haber muerto a
los 71 años de edad, en paz y rodeado de la gente que lo amó (Según su médico,
el Doctor Charles Miller) era lo menos que Reed merecía, tras el gran legado musical
y poético que ha dejado para la posteridad.
Pocos, después de la
desintegración y/o desmorone de una banda, logran tener sobriedad y plantarse ante
el público durante décadas, Lou lo hizo después de las desgarrantes guitarras
de la gran banda The Velvet Underground que tuvo a bien fundar con John Cale, Sterling
Morrison y Maurren Tucker, con nada más y nada menos que el patrocinio
artístico de Andy Warhol.
El fiesteo de
éste gran señor quedo plasmado en muchas de sus canciones, de un modo elegante
y sublime, cosa admirable en su trabajo, ahí está Heroin (de mis favoritas, por
cierto). Mientras los Beatles romanceaban, The Doors estallaba y Dylan la hacía
de cronista, Lou Reed ponía los puntos sobre las íes de modo serio, con la
crudeza intelectual –además- que solo él podía imprimirle a la música… o sea, ¡quién
saca un disco basado en cuentos de Allan Poe!
La lista de las bandas
influenciadas por el neoyorquino es larguísima, basta citar que los Ramones
salieron también de Nueva York, que en uno de sus espectáculos “colaboró” David
Bowie, o que los Metallica estuvieron ayudando en la grabación de su disco
Lulu.
Por cierto que también le gustaba
la fotografía y el cine, por ahí hay unas fotos que realizó durante sus viajes y
un documentalito familiar, que deben ver. Si aún no lo creen, googleenlo, tuvo
exposiciones y toda la cosa. Eso sí, un trabajo muy diferente a la personalidad
estampada en los escenarios. Con su amada Leica y enemigo del Photoshop, captó
en su mayoría, ambientes de paz.
En fin, hasta los más grandes se
van, pero nunca mueren. En una entrevista en España, el año pasado, le
preguntaron ¿cómo le gustaría ser recordado?, y él contesto: “Como una persona honorable, sin
más”, por tanto, honor a quien honor merece.
La recomendación:
‘The Heroine’, ‘Walk on
the wild side', 'Transformer', 'Sweet Jane', 'Rock 'n Roll', “Street hassle” y ‘Perfect
day’ por mencionar algunas rolas.
‘Jealous guy’, cover de Lou Reed a John
Lennon.
‘Romanticism’, libro de sus
fotografías.
‘Red Shirley’, documental en el
que plasma las hazañas de su prima.
… y bajarle al alcohol, por
aquello del hígado.
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